El diplomático asegura que el tráfico de la droga es un problema global
El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, se despidió de su cargo subrayando que México sí produce fentanilo, a pesar de las reiteradas negativas por parte del gobierno mexicano. En su última conferencia de prensa, Salazar destacó la importancia de enfrentar este fenómeno de manera conjunta y con la cooperación de múltiples países.
La producción de fentanilo en México
Durante su intervención, Salazar dejó claro que, según su experiencia de trabajo con autoridades mexicanas como la Sedena y Semar, así como con la fiscalía, existe evidencia de que el fentanilo es producido en territorio mexicano. El diplomático expresó: «Sé lo que pasa: hay fentanilo en México. También sé que se produce acá». Con ello, se reafirmó la postura de Estados Unidos sobre la presencia de esta droga en el país vecino.
Un problema mundial
Salazar enfatizó que el fentanilo no es solo un tema que afecta a México y Estados Unidos, sino un problema global que requiere un esfuerzo cooperativo de más naciones. El embajador subrayó la necesidad de que ambas naciones trabajen de la mano para encontrar soluciones efectivas ante el creciente tráfico de esta peligrosa sustancia.
La relación con el gobierno de López Obrador
Respecto a las tensiones con el gobierno de México sobre la producción de fentanilo, Salazar hizo un llamado al trabajo conjunto. «Tenemos que trabajar esto juntos», aseguró, al referirse a la necesidad de una colaboración estrecha entre ambos gobiernos. A pesar de las diferencias, el embajador expresó su respeto por la soberanía de México, destacando que el pueblo mexicano es quien debe decidir su futuro político.
La despedida y el legado de Salazar
Este lunes 6 de enero, Ken Salazar concluyó su misión diplomática en México, un cargo que ocupó desde la administración del presidente Joe Biden. A lo largo de su mandato, Salazar mantuvo una postura firme sobre la importancia de enfrentar el problema del fentanilo, al mismo tiempo que defendió la cooperación entre ambos países en temas de seguridad, migración y economía. Aunque se despidió sin arrepentimientos, dejó claro que la misión nunca está cumplida y que el trabajo sigue siendo necesario.
Su último acto público en México fue una conferencia de prensa, en la que rifó algunos sombreros que utilizó durante su estancia en el país, antes de una despedida privada con el personal diplomático de la embajada estadounidense.