Reconocimiento a las víctimas de 1968
El 2 de octubre es una fecha significativa en la historia de México, marcada por la tragedia del movimiento estudiantil de 1968. En un acto histórico, la presidenta Claudia Sheinbaum, a través de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, ofreció una disculpa pública a los familiares de las víctimas. «Como Gobierno de la transformación, reprobamos la violación de derechos y los crímenes perpetrados hace 56 años, y por eso se ofrece una sentida disculpa pública a todas las personas que perdieron a un ser querido o fueron víctimas del crimen de lesa humanidad cometido esa noche. Estos actos no pueden volver a repetirse», expresó Rodríguez.
Compromiso con los derechos humanos
Durante la conferencia, se destacó que hechos como estos no pueden volver a ocurrir. La secretaria de Gobernación subrayó que este acto tiene un significado especial porque se realiza desde la misma dependencia que instrumentó la represión en ese tiempo. «Ahora, tenemos el compromiso y la responsabilidad de impulsar los derechos humanos», añadió.
Rodríguez también enfatizó que «este crimen de lesa humanidad fue ideado, ejecutado y encubierto desde la más alta autoridad del poder público», señalando que la principal responsabilidad recayó en el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz. Se describió como un acto de represión estudiantil y social que resultó en decenas de muertos, heridos y detenidos.
Reconocimiento oficial del Estado
En el decreto presentado por Sheinbaum, se reconoce políticamente que los actos de violencia perpetrados el 2 de octubre de 1968 fueron constitutivos de un crimen de lesa humanidad. Se instruyó a la Secretaría de Gobernación para que, en nombre del Estado mexicano, se comprometa a evitar la repetición de atrocidades como la privación ilegal de la libertad y el uso de fuerzas armadas contra la población.
El decreto resalta que se respetan los derechos de los familiares de las víctimas y exintegrantes del movimiento para promover acciones de justicia y memoria histórica.
Un legado de lucha y transformación
Pablo Gómez, quien participó en el movimiento de 1968 y fue preso político, afirmó que este movimiento fue por libertades democráticas y en contra del régimen de represión política. Gómez indicó que la vigencia del movimiento estudiantil de 1968 se refleja en la actual Cuarta Transformación (4T), y que su legado continúa presente en la memoria colectiva de los mexicanos.